La economía del país se viene recuperando del impacto de la crisis que disparó la llegada del COVID en marzo del 2020, empujado por una economía mundial que se recupera, la gran demanda de China que hoy es el principal destino de exportaciones y los altos precios de materias primas, los números oficiales de desocupación bajan hasta el 7% y el PBI creció el año pasado según estimaciones del MEF un 4,5%. El costo de esta recuperación lo paga la clase obrera que viene perdiendo salario, que el trabajo que recupera es en peores condiciones y que ve resentido diferentes beneficios sociales.
La clase obrera viene perdiendo desde hace mucho tiempo. Si se han tenido mejoras en los últimos años las mismas no pasan de ser parciales y coyunturales. Y esto no se debe únicamente a que en nuestro país tengamos una economía atrasada y dependiente, sino que también se suma la desorganización y desmoralización de la clase obrera que se expresan en su escasa o nula intervención en la realidad nacional para defender sus intereses.
La mayoría de la clase obrera o no defiende sus intereses en la sociedad, o cuando se expresa lo hace arrastrado por otros sectores o en las pocas ocasiones que se expresa y defiende sus intereses estas luchas terminan marginalizadas y aisladas por el propio oportunismo sin poder tomar una escala de masas.
Nuestro actividad práctica centra sus esfuerzos para llenar el vacío de la falta de una representación de los intereses sociales de la clase obrera, desarrolla una práctica social con el fin de generar conciencia en la clase obrera sobre su situación en la sociedad, sobre el rol de las otras clases y sectores en la misma y sobre los cambios históricos que está llamada a motorizar. Y esto como decía Lenin no puede lograrse sin entender las diferentes acciones que clases y sectores desenvuelven en la realidad:
“(…) la conciencia de las masas obreras no puede ser una verdadera conciencia de clase si los obreros no aprenden –basándose en hechos y acontecimientos políticos concretos y, además, actuales sin falta – a observar a cada una de las otras clases sociales en todas las manifestaciones de su vida intelectual, moral y política; si no aprenden a hacer un análisis materialista y una apreciación materialista de todos los aspectos de la actividad y la vida de todas las clases, sectores y grupos de la población. (…) Para llegar a ser un soicaldemócrata, el obrero debe formarse una idea clara de la naturaleza económica y de la fisonomía social y política del terrateniente y del cura, del dignatario y del campesino, del estudiante y del desclasado, conocer sus lados fuertes y sus puntos flacos; saber orientarse entre los múltiples sofismas y frases en boga, con los que cada clase y cada sector social encubre sus apetitos egoístas y su verdadera “entraña”; saber distinguir qué instituciones y leyes reflejan tales o cuales intereses y cómo lo hacen. Mas esa “idea clara” no se puede encontrar en ningún libro: pueden proporcionarla únicamente las escenas de la vida y las denuncias, mientras los hechos están recientes, de cuanto sucede alrededor nuestro en un momento dado; de lo que todos y cada uno hablan –o, por lo menos, cuchichean – a su manera; de lo que revelan determinados acontecimientos, cifras, sentencias judiciales, etc., etc., etc. Estas denuncias políticas omnímodas son condición indispensable y fundamental para infundir actividad revolucionaria a las masas.”
En este espíritu es que entendimos pertinente destinar el Boletín de Formación Política al análisis de algunas particularidades de la LUC que están en cuestión por la iniciativa del referéndum, analizar cómo están jugando los diferentes actores, en particular la izquierda e intentar llegar a algunas conclusiones.